1.
¿Hay
antecedentes artísticos en tu familia? ¿Cuándo y cómo decidiste ser actor?
No, no pertenezco a una familia de artistas.
Estudié en el Colegio “Pedro Vila”, frente al Arco de
Triunfo, en el barrio de Rivera de Barcelona. Era un colegio laico. Constaba de
tres grandes edificios: el colegio de las chicas y la capilla a la derecha; la
biblioteca, la sala de música y conciertos en el centro y a la izquierda el
colegio de los chicos y el salón de actos, que creo que ya no existe. Y tres
grandes patios donde jugábamos, por separado, en los recreos y al entrar o al
salir del colegio. Siempre que paso por allí me traslado a mi niñez y lo contemplo
con cariño.
Dábamos diversas asignaturas, pero teníamos un profesor
que era el tutor de cada curso. Cuando llegué a sexto, el profesor Sr. Salgado
decidió que representaríamos una obra de teatro, de la Galería Salesiana, (las obras estaban adaptadas para chicos o
chicas). Debuté en el teatro del colegio con la obra El verdugo de Sevilla de Pedro Muñoz Seca. Fue un descubrimiento
mágico que cambiaría mi vida.
2.
Te formaste
como actor en Barcelona, en el Institut del Teatre y en la Escola d’Art Dramàtic Adrià
Gual. ¿Hay algún actor conocido que
estudiara contigo? ¿A quién te apetece mencionar que no sea tan conocido y
coincidera contigo estudiando, o bien alguien que no haya seguido con la
interpretación?
Sí. Me
matriculé en el Institut del Teatre (entonces Instituto del Teatro, en la calle
Elisabets) a los catorce años, edad mínima permitida. Y, durante tres años,
estudié Arte Dramático. Conseguí el carnet profesional y el título de actor (en
los años noventa me canjearon ese título de actor por un Título Universitario
de Interpretación Dramática). En 1957, el Director del “Instituto del Teatro”
era D. Guillermo Díaz Plaja, a quien cariñosamente llamábamos “Tío Güili”, sesudo
hombre de letras, con varios libros imprescindibles en su haber, muy culto, y
cachondo. La primera fila de la clase estaba reservada para las alumnas. Los
chicos nos teníamos que sentar detrás. Su clase de Literatura siempre estaba
llena. Era un excelente profesor.
Las clases de
Declamación corrían a cargo de Dñª. Marta Grau (castellano) y de Dñª. Roser
Coscolla (catalán) dentro de los límites más clásicos de la interpretación.
Un oasis de
modernidad era la clase del profesor Bartolomé Olsina. Nos puso en contacto con
todas las tendencias del teatro: Teatro No, Kabuki, Ópera de Pekín, Teatro
americano: Eugene O´Neil, Constantin Stanivlansky, Vsevolod Meyerhold, Irvin Piscator, Bertold Brecht, Antonín Artau, Jean
Vilar… Eran clases vivas que nos impulsaban a la formación y a la investigación
permanentes.
Asistí a las
primeras clases de la nueva Escola d´Art Dramàtic Adrià Gual, que había abierto
sus puertas en el segundo trimestre de 1960, en la Cúpula del Coliseum. Me pareció
muy interesante. Terminé mis estudios en el Instituto del Teatro y me matricule
allí el curso 1960-61
A mis
diecisiete años, con el Título del Instituto y con el carnet profesional en mis
manos, me dispuse a seguir los cursos en la EADAG.
Allí empezó una
nueva etapa para mí con el binomio Mª Aurèlia Capmany y Ricard Salvat. Mª
Aurèlia era vital y entusiasta. Escritora, profesora de Filosofía, gran
conocedora del Teatro. Ricard era más calculado , un trabajador incansable; había
estudiado Dramaturgia en Alemania y poseía amplios conocimientos de las nuevas
tendencias teatrales. Piscator y el teatro político. Brecht y el efecto del
distanciamiento.
La EADAG tenía un cuadro de profesores muy
atractivo al que se unió otra gran pedagoga Carme Serrallonga. Nos enseñaba,
todos los días, Dicción y Ortofonía comparada, en catalán y en castellano.
Amaba la Pedagogía y el Teatro. Hizo modélicas traducciones de grandes textos. Inolvidable.
3.
Durante varios
años de tu vida rodabas varias películas al año (¡hasta 8!), con papeles
breves, es verdad, pero a eso se añade teatro y televisión. ¿Cómo lograbas
combinar tanta actividad?
Hay años que
rodaba hasta en diez películas y varios programas de televisión.
Y actuaba en el
teatro. He trabajado muchísimo. Y he estudiado mucho. Tengo esa mala costumbre.
Las técnicas de
trabajo son distintas en cada medio: el Teatro, el Cine, la Televisión, el Doblaje…
tienen sus reglas claras. Y creo que las conozco y las domino. Pero siempre
tienes que estar estudiando y preparándote para cada actuación, porque se plantean
problemas diferentes. Nada es casual. Tienes que controlarlo todo.
Cierto que a
veces saltas compaginando varios medios. Todo es una técnica de control. Tienes
que saber exactamente dónde estás y aplicar tu experiencia.
4.
Tal vez seas
actor fetiche de algunos directores, al menos eso parece con las películas de
Forges (País S.A. 1975 y El bengador gusticiero y su pastelera madre,
1977). ¿Cómo fue trabajar en estas películas? ¿Qué otros directores han
repetido contigo y te consta que te aprecian?
Sí, he repetido
con muchos directores. Pedro Lazaga, Jaime Chávarri, Jordi Grau, Antonio Drove,
Pilar Miró, Ramón Fernández, Pedro Masó, Jesús Yagüe… Algunos me consideraban
su actor fetiche. Pero lo cierto es que en todos los casos se establecía un
sistema de complicidad para conseguir en la pantalla lo que se planteaba en los
ensayos. Quería saber lo que tenían en sus cabezas y así conseguir acercarme a
la imagen que buscaban. Es apasionante y cuando se consigue, es muy
gratificador. Esencialmente en el Cine y en la Televisión.
Con Forges
(Antonio Fraguas) hice dos películas y un programa de televisión. Estaban
preparando “País S.A.” y el
maquillador José Antonio Sánchez, con el que había trabajado en otras
películas, me citó en la productora para presentarme a Forges. Estaban buscando
un actor para interpretar el papel de “Mariano, el hombre forgiano”. Me vieron
y me dieron el papel. Luego vino “El
bengador gusticiero y su pastelera madre”, un auto sacramental, las
aventuras de un héroe manchego.
Y finalmente
rodamos 24 horas aquí, guión de
Froges y realización de Carmelo Barrera. Un programa especial de RTVE para
celebrar los 25 años de funcionamiento del Ente. Las críticas de Forges,
trabajador y conocedor de Televisión Española, fueron tan agudas y certeras que
después de anunciar la emisión fue prohibida. Nos quedamos sin celebración de
cumpleaños.
5.
Se suele
mencionar como algunos de tus trabajos más reconocidos los de No profanar el sueño de los muertos (Jorge
Grau, 1974) y Patrimonio nacional (Luis
García Berlanga, 1981). ¿Lo son? ¿Eres capaz de valorar más ciertos trabajos
que otros o todos tienen el mismo valor?
Cuando ruedas
una película nunca sabes qué va a pasar. Es una incógnita. Es una aventura. Todos
los trabajos son muy importantes para mí. Yo tengo un cierto sentido trágico de
la vida y pienso: “Si es mi último trabajo, que sea inmejorable”. El empeño es
máximo. Luego los caminos de la vida colocan las obras en el lugar que ocupan.
La película de
Jordi Grau, después de cuarenta años de su rodaje, mantiene su factura
impecable. No ha pasado el tiempo. Sigue consiguiendo premios y homenajes.
Luis García
Berlanga ya había solicitado mi presencia en “La escopeta nacional”, me quería para interpretar al Ministro del Opus Dei, pero por
compromisos ya aceptados no pude trabajar a sus órdenes. La ocasión llegó a los
pocos meses. Con “Goyo”, el mayordomo de “Patrimonio
Nacional” entré en la galería de los personajes berlanguianos.
Con estos dos
títulos, mi carrera de actor ya hubiera tenido sentido.
Pero hay otros
títulos de películas y algunos programas de televisión, algunos Estudio 1,
algunas series, que creo que merecían mejor lugar en el escalafón.
El chico de los Winslow de Terence Rattigan, dirigido por
Jesús Yagüe (1982) o El obispo leproso,
de Gabriel Miró, serie dirigida por José Mª. Gutierrez (1989). Por ejemplo.
6.
Para muchos
niños que crecimos en los ochenta eres todo un icono o ídolo, por haber
participado en dos películas infantiles que marcaron a una generación: Tobi (Antonio Mercero, 1978) y Las
aventuras de Enrique y Ana (Ramón Fernández, 1981). ¿Qué recuerdas de estos
trabajos?
Sí. Dos películas
de éxito. Que junto con el programa de Televisión Española La bola de cristal (Lolo Rico, 1984) me hicieron muy popular entre
los niños.
En Tobi aprendí cómo se debe trabajar con
niños. Antonio Mercero, que es padre de varios hijos, sabía cómo tratar a Lolo
García (Tobi). Todo era un juego divertido. Si el niño se cansaba cambiaba de
juego o se iban a dar un paseo. Hay planos en la película que se rodaron sin
que el niño lo supiera. Los planos tenía que ser de toma única. Los niños son muy
listos y cuando se repite la toma, sin querer, anticipan las acciones.
Las aventuras de Enrique y Ana, fue un invento
de Hispavox y Jet Films, llenó un espacio siempre agradecido, el de los niños.
Canciones como Abuelito o Caca, culo, pedo, pis obtuvieron el éxito
del público. Con un reparto de actores excepcional y un director que se las
sabía todas, Ramón Fernández, la película batió todos los records. Fue un
rodaje de muy gratos recuerdos. Yo, el tío Stanley llevaba a lomos a la camella
Lola. Lola era muy suya y no le gustaba andar sobre la pinaza porque resbalaba,
y aunque yo indicaba el camino, ella me subió a casa del abuelo por donde le
dio la gana. Cualquiera se opone.
En 1979, en el
desaparecido Teatro Lavapiés de la calle Sombrerete, primero y en 1982, en el
Círculo de Bellas Artes, después, puse en marcha La Campaña de teatro escolar.
Con la asesoría de un equipo de profesores, representábamos obras de teatro universal.
Los colegios llevaban a los chicos al teatro. Fue un intento de divulgación
teatral para escolares que obtuvo gran éxito y prestigio gracias a la
colaboración de muchos profesores, de muchos actores y directores. Pero que, a pesar
de las excelentes críticas que nos dedicaron, no tuvo ningún respaldo oficial.
7.
De tus
abundantes papeles televisivos, además de El
obispo leproso (José María Gutiérrez, 1989) o Cuéntame cómo pasó (varios directores, 2001-), en que otras series
tus personajes han tenido continuidad en varios capítulos?
En muchísimas series. En los estudios de Barcelona: Hora 11. Ficciones, Novelas, Teatre catalá,
A l´est del Besós, Estació d´enllaç, etc… En París: Josephine o la comèdie des ambitions, Los caballos del sol... En
Roma: Mussolini y yo…
Y ya en Madrid: Lecciones
de tocador, El orgullo de La Huerta, Media naranja, La bola de cristal, Clase
media, Cómicos, El gran secreto, Sangre azul, Pedro I el cruel, Crónica negra, Réquiem por Granada, El
Quijote, La huella del crimen, Las chicas de hoy en día, Taller mecánico, Alta
tensión, 3ª Planta Inspección Fiscal, Farmacia de guardia, Hermanos de leche,
Los ladrones van a la Oficina, Villarriba Villabajo, Makinavaja, Turno de
Oficio II, ¡Ay, Señor, Señor!, Oh, Espanya!, La banda de Pérez, La saga de los
Clarck, El secreto de la porcelana, La casa de los líos, Abierto 24 horas, El
marqués de Sotoancho, ¡Ala Dina!, Cazatesoros, El comisario, Aquí no hay quien
viva, La sopa boba, !A ver si llego!, Cementerio de historias, Águila roja, La
que se avecina, Frágiles y Amar es para siempre… entre otras.
8.
Otro de los
papeles por el que seguro que te preguntan mucho es, en este caso detrás de las
cámaras, como actor de doblaje, dando vida a varios personajes de series como Colombo, El equipo A o sobre todo la
serie Los caballeros del zodíaco.
¿Cómo llegas a este última serie? ¿Qué recuerdas de este trabajo?
En los años 80 hice mucho doblaje. Incluso estuve
contratado fijo en los estudios Arcofón de Madrid. Imagínate la cantidad de
películas y series que habré doblado.
El doblaje es muy atractivo. Se necesita retentiva,
sentido del ritmo, buena dicción, conocimiento de los movimientos labiales para
encajar el texto y un buen director de doblaje.
Recuerdo especialmente Los caballeros del zodíaco: muchos chavales me reconocían así que oían
mi voz. La serie llegó al estudio Arcofón y el director repartió los personajes
entre los actores contratados. Una serie que marcó una generación. Todavía
existe un club de fans que se reúnen todos los años; a esas reuniones invitan a
algunos de los dobladores de la serie.
Vaya, así que en 1957, en un centro oficial, se impartían clases de declamación en catalán... Cuántas mentiras nos han contado sobre el franquismo...
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ResponderEliminarOtra gran pelicula donde apareces es vamod Barbara.
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