Las nuevas generaciones no conocen a tu padre, el
actor compostelano Antonio Casal Rivadulla (1910-1974). ¿Cómo te gusta
recordar a tu padre? ¿Con qué papel te quedas de él?
Pues quizás
algunas películas de la primera época: “La Torre de los siete jorobados”, “El
hombre que se quiso matar”, “Botón de ancla”; de la última etapa: “Plinio”,
“Doce hombres sin piedad” y en teatro “El inocente”.
Al parecer, tu madre era también actriz (Carmen
Mínguez), pero no continuó con la interpretación. ¿Qué recuerdas de la
convivencia de tus padres?
Recuerdo que mi
padre siempre estaba fuera de “tournée” como se decía antes, pero cuando estaba
en Madrid no salía de casa, siempre estaba con nosotros. Mi madre había sido actriz,
pero creo que cuando se casó y lo dejó (cosas de la época) no lo echó mucho de
menos. Al morir mi padre, retomó su trabajo de actriz e hizo sobre todo cine y
televisión.
El fallecimiento de tu padre se produjo cuando
tenías 14 años. ¿Cómo influyó esa desaparición, siendo una adolescente, en
cuanto a tu futuro como actriz?
Como hija
muchísimo... Aparte de la pérdida se hizo urgente acabar los estudios y empezar
a trabajar en algo. Como actriz no influyó en nada, ni siquiera sabía entonces
que me iba a dedicar a esto. Aunque claro, cuando empecé a dedicarme a esta
profesión tampoco tuve oposición dentro de mi familia, claro, estábamos
acostumbrados.
Según leo en esta entrevista,
a pesar de la popularidad como azafata o presentadora en el Un, dos, tres (Televisión Española,
1976-78) o Aplauso (Televisión
Española, 1981-83) no tenías claro seguir en el mundo del espectáculo. ¿Tenías
otros intereses profesionales claros?
Siempre había
querido ser veterinaria, también me gustaba la idea de estudiar Derecho,
carrera que empecé. Hasta que no hice teatro, no sabía si me gustaba. Siempre
pienso que es muy difícil ser joven y decidir tu vida a esa edades.
Hay pocas informaciones acerca de tu estancia en
Estados Unidos, donde estuviste haciendo teatro. ¿Cuándo sucedió eso? ¿Qué
hacías allí exactamente?
Trabajé allí
desde el 84 al 89. En Nueva York trabajé actuando en un cabaret y en Miami hice
teatro en español, sobre todo musical y revista. También trabajé en Colombia,
varias veces; tengo muy buenos recuerdos de aquella época. En Bogotá actué en
el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, un teatro Nacional.
Me viene a la cabeza, claro, Twin Peaks y el quién mató a Laura
Palmer. En la televisión española, el caso de Patricia Marcos en Desaparecida (Televisión Española,
2007-2008) o las niñas desaparecidas de Punta
escarlata (Telecinco, 2011). Si hablamos de Murder one hablamos de una serie de abogados, sí, otra más, pero
centrada ,en su primera temporada de 23 capítulos, en un único caso, buscando
responder a la pregunta de ¿quién mató a
Jessica Costello?
La serie se emitió la noche de los
lunes, del 22 de marzo al 29 de julio de 1996 (a las 22.30, después de Expediente X, tiempos en que el prime
time empezaba y acaba a horas decentes...; el episodio final fue doble y empezó
a las 21.30). La serie fue respuesta, pero no por Telecinco, sino por la cadena
privada catalana 8TV, en marzo de 2011.
La serie se debe a uno de los genios
de la tele de los año 80 y 90, Steven Bochco, creador de series cuya sintonía
hace tiempo que no escucho... Canción
triste de Hill Street (1981-1987), La
ley de Los Ángeles (1986-1994) o Un
médico precoz (1989-1993).
Todas ellas se deben a Mike Post, que
ganó un Emmy por la música de Murder one.
La primera temporada estaba encabezada por el abogado
Theodore Teddy Hoffman (Daniel
Benzali), llamado entonces el Kojak de los años 90 que tenía un bufete de
abogados en el que trabajaba con Justine
Appleton (Mary McCormack), Chris Docknovich (Michael Hayden), Lisa Gillsepie (Grace Phillips) y Arnold Spivak (J. C. MacKenzie).
El juicio en el que estaban involucrados era la acusación
que recaía sobre el actor ídolo de jóvenes Neil Avedon (Jason Gedrick),
acusado de asesinar a la Laura Palmer de Murder
one, la adolescente Jessica Costello, con la que mantenía relaciones
sexuales. El jucio, en el que se enfrenta Hoffman con la fiscal Miriam Grasso
(Barbara Bossom) se complica al entrar en juego muchos posibles acusados:
Richard Cross (Stanley Tucci), casado con la hermana de la víctira (Julie
Costello, Bobbie Phillips) o su exmujer Francesca Cross (Donna Murphy). También: el
psiquiatra Graham Lester (Stanley Kamel), los mafiosos Portoalegre
(el padre Roberto, Miguel Sandoval, y el hijo Eduardo, Jsu Garcia), el
productor de cine Gary Blondo (John Pleshette) o el fiscal del distrito Roger Garfield (Gregory Itzin).
La serie no fue un gran éxito en España: en los tiempos en
los que hacer un 25% era normal, Murder
one se conformó, por ejemplo, con el 17,3% del lunes 22 de julio de 1996,
pero a unos cuantos nos mantuvo enganchados a la pantalla. Lo mejor es no
destripar el final (aunque con el artículo escaneado se puede adivinar quién
fue el asesino -los números corresponden a la típica porra familiar de quién
sería el asesino-. Como curiosidad, Telecinco emitió en las noches de los
viernes una especie de refrito de la serie para intentar ganar espectadores
para la noche de los lunes.
La serie dio el empujón para algunas carreras, como las de
Stanley Tucci o Patricia Clarkson (aquí, Annie, la mujer de Hoffman). Fue
curioso volver a ver a Rhona (Vanessa Williams), la chica negra de la primeras
temporadas de Melrose Place en el
papel de Lia, la secretaria. En el qué fue de los actores se puede decir que Murder one les hizo bien a su carrera,
pues han seguido trabajando en papeles reconocibles. Tal vez la abogada Justine,
es decir, Mary McCormack, sea la cara más conocida para los aficionados a la
buena televisión, pues ha intervenido varias temporadas seguidas en Urgencias, El ala oeste de la Casa Blanca o
Al descubierto. El aniñado abogado
Dokovnich (Michael Hayden), en cambio, se ha mantenido fiel al teatro. Reconozco
que mi personaje favorito es el de la fiscal Miriam Grasso (Barbara Bossom,
mujer en la vida real del creador de la serie, Steven Bochco, para la que creó
el papel de Fay Furillo en Canción triste
de Hill Street. Se divorció de su marido en 1997 y desde entonces no ha
actuado delante de las cámaras...
En la segunda temporada, creo que no
emitida en España -que yo recuerde, al menos el verano de 1997 en Telecinco- se
cambió el seguir una única trama por crear tres juicios que vertebraran la
temporada. No fue para nada el éxito de crítica y público de la primera, y por
ello fue despachada en 18 capítulos, emitiéndose los ocho últimos en doble
emisión, acabando el 29 de mayo de 1997. Viendo estos episodios, parece que
quedaron guiones medio rematados, pues no quedan claras algunas tramas del
último episdio: qué pasa con esa viejecita que asesina a su hermana o cómo
evoluciona la salud del abogado Docknovich, herido en un tiroteo.
La segunda temporada cambió de cara
principal, pues al parecer el actor Daniel Benzali pidió unas condiciones que
no le fueron concedidas, pasando a ser el jefe del bufete Jimmy Wiler (Anthony
LaPaglia), que comienza con romance con la abogada Justine. Se perdió una
abogada (Lisa) y se ganó al ambicioso Aaron Mosely (D. B. Woodside). Los casos
incluyeron desde el asesinato del gobernador de California (del que fue acusada
una amante a la que hizo abortar el hijo en común que esperaban), el asesinato
de un agente de jugadores de baloncesto a cargo de una estrella de la NBA y la
posible inocencia de un asesino de 17 personas.
Recomendable en ambos casos volver a
ver la series en DVD (abmas temporadas están editadas en España) por el único extra que incluyen, una featurette, en la que
algunos actores repasan en el año 2004 qué significó para ellos y su carrera Murder one, una gran serie de abogados,
pero que se recuerda menos que La ley de
Los Ángeles. No en vano, figura como una de las series que fueron
canceladas demasiado pronto...
La
emisión de Farmacia de guardia(Antonio
Mercero, Antena 3, 1991-95) significó muchas cosas. Así en plan lluvia de
ideas: una cadena de televisión privada plantaba cara a la hasta entonces indestructible
Televisión Española y se creó un modelo de producción televisiva, que fue
también un hábito para el espectador: el de sentarse delante del sofá todas las
semanas para ver una telecomedia a la española de media hora minutos de
duración.
Algunos
le critican (sí, hablaremos en presente: los producciones televisivas de
Antonio Mercero son atemporales) al bueno de Mercero el ternurismo, el chiste
fácil, lo cursi, etc. Pero pocos podrán reprochar a este director que no sea un
buen director de actores. No sólo los dirige bien, sino que crea un buen
ambiente en sus rodajes. Así se desprende de dos opiniones diferentes que
actrices que han pasado por aquí y han trabajado con Mercero: Juana Cordero -la
Perrunis de Farmacia de guardia- y
Cristina Brondo, la coprotagonista de Y
tú quien eres (2007), junto a José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre.
Una
cosa muy buena tuvo Farmacia de guardia:
al final de cada capítulo aparecían los nombres de los actores secundarios de
cada capítulo, junto a una imagen fija. Creo que no fui el primero que empezó a
ser un poco ficha rosa entonces:
almacenar esa cara y ese nombre y seguir a unos cuantos actores allá donde
vayan. A bote pronto: Juana Cordero, Amparo Valle, Amparo Moreno, Ángel Macua, Luis
Ciges y María Luis Ponte, José María Cafarell, Ángel Pardo, etc. Muchos de
ellos aparecen en este vídeo.
La base de esta entrada es fácil: recordar algunas portadas de la revista
Fotogramas. Es la revista a la que soy más fiel, desde año 1993, más o menos.
Como otros tantos quinceañeros entonces, caí en Fotogramas y no la he soltado. Habrá que esperar unos años para ver
qué lugar ocupa en la historia de Fotogramas
la portada del mes de septiembre, en el que la actriz Verónica Echegui
homenajea a portadas míticas de Fotogramas
de la década de los 70, con el cine del destape.
Reconozco que la leo porque sigue apoyando al cine español, y que dure. Por
eso, ahora que hay tan pocas portadas de Fotogramas
que apoyan al cine español, está bien revisar antiguas portadas, que estaban
llenas de caras del cine español (ganan por goleada las actrices a los actores,
pues sólo aparecían por entonces, por lo general, Imanol Arias o Antonio
Banderas).
Lo que antes hacíamos en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona o en el
rastro de Madrid, ahora se puede hacer por la red. Ya que no hay, que yo sepa,
una hemeroteca digital donde estén estas revistas, lo más fácil es ver las
revistas que están a la venta en todocolección.net
y pasar revista a las actrices españoles que fueron portada de Fotogramas. Para empezar, la década de
los ochenta. No sabía que, tras el boom del destape, en que Fotogramas fue una punta de avance, pues
muchas actrices (y actores) de ese tipo de cine pasaron por sus páginas,
Fotogramas tuvo una crisis en el año 1980. Por eso, la revista dejó de publicarse
el 7 de mayo de 1980 y volvió a los quioscos el 11 de febrero de 1981, ya en
formato mensual.
Dejo fuera a las actrices cuya carrera ha estado más vinculada con el cine
como Ángela Molina (la ganadora en número de portadas en esta década, creo),
Carmen Maura, Cecilia Roth, Ana Belén, Assumpta Serna, Silvia Munt, Victoria
Abril, Charo López, Concha Velasco, Esperanza Roy, Pepa Flores, Verónica
Forqué, etc. Me interesan más aquellas cuya carrera terminó o cuya presencia en
el cine español se ha visto disminuida: Paula Molina, Berta Socuéllamos, Bibi
Andersen, Ana Obregón e Isabel Mestres.
¿Hay antecedentes artísticos en tu familia? ¿Qué
importancia tuvo la mirada de Ana Torrent en El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) cuando viste la
película con diez años?
Mi familia no
se dedica al mundo del espectáculo, por lo que me costó mucho convencerles para
que me matricularan en el Instituto del teatro… Pero al final lo conseguí y he
vivido todos estos años de mi profesión. La película me abrió una mundo
interior que desconocía, algo intuí en ella que me emocionó, a pesar de no entender,
por mi corta edad, el subtexto político-social que encerraba.
Tus estudios, además de la licenciatura en el
Institut del Teatre, incluyen pantomima, canto, jazz, danza, etc. ¿Había
algún alguna faceta que te llamara la atención especialmente durante tu
etapa de estudiante?
He intentado
tomar clases siempre, toda mi vida, con diversos maestros y siempre buscando
conocer y profundizar en los distintos medios, estilos, géneros de mi profesión
Sabemos que tu nombre artístico lo tomaste del
maestro de mimo francés Marcel Marceau. ¿Qué otros nombres propios fueron
importantes en el inicio de tu carrera?
Admiraba a
Montserrat Caballé, a Antonio Gala, a Concha Velasco, a José María Rodero, a
Irene Gutiérrez Caba. Pero no conocí a ninguno hasta mucho más tarde. Los
inicios de mi carrera fueron difíciles, porque estaba muy sola, al no tener
conocidos ni familiares que se dedicaran a esto. Tuve que emplear mucho tesón y
paciencia, para no desilusionarme.
CINE
Tus únicos papeles en cine durante la década de los
años 80 no fueron especialmente relevantes: Los curanderos (Isabel Mula, 1983), Escapada final (Carlos Benpar, 1983), El donante (Tito Fernández, 1984). ¿Quieres recordar alguno en
concreto?
Me gusto
trabajar con Carlos Benpar, con quien años después hice Gènere femení y mi personaje en Los
curanderos de criada adolescente me gustó mucho. Yo estaba empezando y
tenía mucho que aprender. Recuerdo a María Isbert como una maestra en esa
película y me encantó trabajar con ella y conocerla.
Tuviste la suerte no sólo de participar en La madre muerta (Juanma Bajo Ulloa,
1993), sino que el propio Juanma escribió el papel de la enfermera Blanca
pensando en ti, creando una heroína cotidiana. ¿Qué supuso para ti actuar
en esta película?
Esa película es un referente para
muchos cineastas jóvenes. Juanma es un talento desperdiciado en nuestro país;
si estuviera en Estados Unidos, ya lo hubieran catapultado. Es un genio.
El
cine quinqui era cosa de hombres. Supongo que muchas novias tuvieron que
tragarse las aventuras de Toretes, Vaquillas, etc., porque sus novios se lo
pedían. Y las estrellas del cine español de delincuencia juvenil de finales de
los años 70 e inicios de los 80 fueron casi todas masculinas. Hablo de las
películas de José Antonio de la Loma (Perros
callejeros, 1977; Perros callejeros
II. Busca y captura, 1979; Yo, el
Vaquilla, 1985), Eloy de la Iglesia (Navajeros,
1980; Colegas, 1982; El Pico, 1983; El Pico II, 1984; La
estanquera de Vallecas, 1987), así como de Maravillas (Manuel Gutiérrez Aragón, 1980), Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1980) o Matar al Nani (Roberto Bodegas, 1988).
Sus
protagonistas fueron los ídolos de muchos niños, adolescentes, jóvenes y
adultos de la época: José Luis Manzano, José Luis Fernández Eguía El Pirri, los hermanos Ángel Fernández
Franco El Torete y Basilio Fernández
Franco, José Antonio Valdelomar, etc. De ellas, actrices de alguna manera
relacionada con el cine quinqui, se habla menos: Berta Socuéllamos, Berta
Cabré, Andrea Albani, Sonia Martínez, Teresa Giménez, Susana Sentís. De todos
ellos va esta entrada.