El
cine quinqui era cosa de hombres. Supongo que muchas novias tuvieron que
tragarse las aventuras de Toretes, Vaquillas, etc., porque sus novios se lo
pedían. Y las estrellas del cine español de delincuencia juvenil de finales de
los años 70 e inicios de los 80 fueron casi todas masculinas. Hablo de las
películas de José Antonio de la Loma (Perros
callejeros, 1977; Perros callejeros
II. Busca y captura, 1979; Yo, el
Vaquilla, 1985), Eloy de la Iglesia (Navajeros,
1980; Colegas, 1982; El Pico, 1983; El Pico II, 1984; La
estanquera de Vallecas, 1987), así como de Maravillas (Manuel Gutiérrez Aragón, 1980), Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1980) o Matar al Nani (Roberto Bodegas, 1988).
Sus
protagonistas fueron los ídolos de muchos niños, adolescentes, jóvenes y
adultos de la época: José Luis Manzano, José Luis Fernández Eguía El Pirri, los hermanos Ángel Fernández
Franco El Torete y Basilio Fernández
Franco, José Antonio Valdelomar, etc. De ellas, actrices de alguna manera
relacionada con el cine quinqui, se habla menos: Berta Socuéllamos, Berta
Cabré, Andrea Albani, Sonia Martínez, Teresa Giménez, Susana Sentís. De todos
ellos va esta entrada.
De estas
películas salieron ídolos de final trágico (muertos por sobredosis, o como
consecuencia del SIDA), cuyas desventuras abundan en la blogosfera. Sobresale
entre ellos el icónico José Luis Manzano
Agudo (1962-1992, muerto de sobredosis de heroína, cuyo cadáver encontró
Eloy de la Iglesia y que ha dado lugar a muchas especulaciones). Este actor
creció personal y profesionalmente a la sombra de Eloy de la Iglesia en Navajeros, Colegas, las dos partes de El Pico y La estanquera de Vallecas e intentó ser actor en otros proyectos,
como en la serie Los pazos de Ulloa
(Gonzalo Suárez, 1985).
El
otro actor quinqui más mediático fue José
Luis Fernández Eguía El Pirri
(1965-1988, muerte por sobredosis de heroína): sus papeles quinquis fueron en Navajeros, Maravillas, Colegas, El Pico II.
Pero su carrera no está ligada sólo al cine quinqui, pues sus trabajos delante
de las cámaras incluyeron ser crítico cinematográfico sui generis en el programa Querido
Pirulí de Fernando García Tola (1988), así como actor de comedia en
largometrajes de Fernando Trueba (Se
infiel y no mires con quién, 1985) o Emilio Martínez Lázaro (El juego más divertido, 1988).
Tal
vez tenía menos encanto, fotogenia o gracia (pero tal vez más realismo, más
dramatismo) Ángel Fernández Franco El Torete (1960-1991, muerte como
consecuencia del SIDA), en Perros
callejeros, Perros callejeros II y Los
últimos golpes de El Torete, películas en las que intervino también su
hermano Basilio Fernández Franco
(1963-1995), otro actor quinqui de final trágico.
Seguramente
si Deprisa, deprisa no hubiera sido
dirigida por Carlos Saura, no sería tan recordado su protagonista, José Antonio Valdelomar (1958-1992), único
papel de este actor, que murió por sobredosis de heroína en la cárcel de
Carabanchel.
José
Antonio Valdelomar compartió protagonismo en Deprisa, deprisa con una actriz que deslumbró en el momento, Berta Socuéllamos Zarco. Su Ángela en
esta película sea tal vez el mejor personaje femenino del cine quinqui (junto
al que interpretó Rosario Flores en Colegas).
Berta Socuéllamos tiene el encanto de haber participado sólo en esta película.
Se retiró para formar una familia (como comentó Carlos Saura, se casó con otro
de los actores de la película, José María Hervás Roldán Sebas El Peque). Nada de supo de ella desde entonces...
El
caso de Andrea Albani (o Eulalia Espinet Borrás) tiene, al igual que otros tantos actores de este tipo de
películas, un trágico final: detenida por tráfico de drogas, murió a causa del
SIDA, con 34 años (1960-1994). Para muchos, la mejor actriz del cine S, cuyos
únicos papeles fuera de este tipo de cine se los ofreció Eloy de la Iglesia con
su personaje Betti en las dos partes de El
Pico.
La
representación de la mujer en el cine quinqui se debe, sobre todo, a la
película quinqui femenina, Perras callejeras, dirigida por José Antonio de la Loma en el año 1985 y
protagonizada por Teresa Giménez, Susana Sentís y Sonia Martínez.
Teresa Giménez ha sido la actriz que más
se prodigó en el cine quinqui, pues también participó en Perros callejeros II y Yo, el
Vaquilla. Su filmografía incluye también Sinatra (Francesc Betriu, 1988), su último papel. Como Teresita La Mojada fue vedette y actriz
en El Molino de Barcelona antes de saltar al cine y también fue cantante,
editando varios singles a principios de los años 80. Se le pierde la vista a
finales de los años 80 y parece que vive retirada por la Costa Brava.
Menos
informaciones hay de Susana Sentís (o
Susanna Sentís), cuya filmografía, al parecer, si IMBD no mete la pata, incluye
papeles en los años 90 (en la segunda parte de Turno de oficio, 1996; no recuerdo su papel...) o ya a inicios del
siglo XXI (la película Alas Rotas,
Carlos Gil, 2002), si es que se trata de ella. ¿Alguien sabe algo de ella?
Y
para el final, Sonia Martínez (1963-1994).
El caso más trágico, el más conocido por todos. Sonia, de la que ya hablamos
aquí, con la que muchos crecimos en la tele y que, con los años, uno va
descubriendo como actriz más que solvente: luminosa cuando toca, enigmática
cuando lo pide el papel. Enternece ver la ilusión con la que afrontaba su
carrera en esta entrevista... Hoy en día tendría cincuenta años y seguro que seguiría en la televisión o el cine, si la mala suerte no la hubiera encontrado tan pronto y de manera tan feroz.
Parece que Berta Cabré se dedica ahora al mundo de la naturopatía, homeopatía, etc. Tiene página web:
ResponderEliminarhttp://www.bertacabre.com/
Jose Antonio Valdelomar aparece también en los créditos de otra película de Saura, EL JARDÍN DE LAS DELICIAS, de 1970, debía ser todavía un niño entonces.
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