Una vez repasada la vida profesional, plagada de comedias, podemos
responder a esta pregunta: ¿Cuáles eran
los dramas de Gracita Morales? Seguramente hubo un drama profesional:
quedar encasillada en su papel de asistenta del hogar, caer en el olvido y no
recibir llamadas para volver a protagonizar películas, no haber sabido
aprovechar bien su fama o sus ahorros, etc. Pero, seguramente, fue más bien un
drama personal: su fallido matrimonio con el pintor canario Marín Zerolo, no haber tenido hijos y, tal vez
derivado de esto, sus problemas psíquicos. Como es sabido, algunos compañeros
de profesión (Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Mariano Ozores, Concha
Velasco, etc.) en entrevistas o en sus propias biografías explicaron en su
momento lo díficil que era trabajar con ella y lo complicado de su carácter,
que hizo que falleciera sin contar con el respaldo de sus compañeros de
profesión y en una precaria situación económica.
Hemos encontrado pocas referencias a este hecho sucedido en 1979-1980: un posible intento de suicidio con una sobredosis de fármacos. Entonces Gracita Morales pesaba 35 kilos y se comentó
que padecía de úlcera gástrica, desmintiéndose entonces que se le hubieran
extirpado tres cuartas partes del estómago. Poco tiempo después (como puede
verse en esta portada de Pronto del
año 1981) se publicó que volvía a encontrar la felicidad, tras catorce años de
problemas.
Lo mejor es acudir a las palabras de la propia Gracita Morales en forma de entrevistas disponibles en You Tube,
para intentar dar luz a esos puntos oscuros que tuvo su vida. Por ejemplo, con
Mercedes Milá en el programa Buenas noches, en el año 1982. En ella explica que llevaba diez
años sin apenas trabajar, sin saber quién era el ángel malo que había hecho que
los productores se hubieran olvidado de ella. Reconoció que su época de mayor
éxito no la disfrutó, pues era demasiado el trabajo que tenía. También afirmó
que ganó bastante dinero, pero que lo había gastado, y que por eso tenía que
mirar la peseta en el mercado. Se quejaba también de que los compañeros de
profesión se hubieran olvidado de ella, salvo Concha Velasco.
Deseaba en ese momento protagonizar una película de gran éxito (por
ejemplo, dirigida por José María Forqué), así como trabajar en el teatro.
Explicó que parte del olvido en el que había caído tenía que ver con el cine de
destape, donde una actriz como ella no tenía cabida. Se reconoció entonces como
una mujer nerviosa, que había tenido etapas de desequilibrio, por lo que
necesitaba pastillas para despertarse, pastillas para poder estudiar y
pastillas para poder dormir. En esos momento vivía con su hermana y su perro,
un caniche gris llamado Lara. Reconocía que no iba mucho al cine y no mencionó
ningún actor como su favorito, asumiendo, por ejemplo, que no había visto
ninguna película de actrices de moda entonces, como, por ejemplo, Ángela
Molina. Reconocía que le encantaba hacer reír, como había hecho anteriormente
en el teatro en Melocotón en almíbar,
preparando en esos momentos la obra Vamos
a contar mentiras.
Reconoció que no tuvo un matrimonio fácil con el pintor Martín Zerolo, pues
se peleaban (casi) todos los días. Ella no le pidió el divorcio, sino que lo
hizo él, para poder casarse de nuevo. Explicó que no había tenido hijos, porque
Dios no se los había dado. Su marido se mostraba reticente a tener hijos,
frente a ella, que sí tenía deseos de ser madre. Por último, constató que ya no
tomaba pastillas, y que en esos momentos estaba bien de los nervios, tras haber
acabado -según sus propias palabras- loca.
Este el vídeo de dicha entrevista:
Muy interesante es también esta otra entrevista, con María Casanova, en el
programa La Tarde, en el año 1985.
Era una entrevista de promoción de la obra de teatro que estaba representando
entonces, Los ladrones somos gente
honrada. Reconoció que tuvo una crisis nerviosa por exceso de trabajo, que
le llevó a la depresión, pero explicó también que los cinco últimos años habían
sido buenos, por haber recuperado el ritmo de trabajo. Se contradijo respecto a
la entrevista anteriormente mencionada, pues afirmó que sus compañeros de
trabajo sí se habían acordado de ella, ya que siempre le habían dado ánimos. La
presentadora comparó su carrera con la de las otras chachas del cine español,
explicando que Rafaela Aparicio y Florinda Chico sí habían tenido trabajos dramáticos,
frente a ella, más encasillada en papeles cómicos de asistenta del hogar. Ella
replicó que sí había tenido papeles en dramas, en teatro, en los inicios de su
carrera, así como en Son Citröen, que
consideraba una tragicomedia. En esos momentos no echaba de menos el cine,
explicando que lo que más le gustaba era el teatro.
Este es el vídeo de dicha entrevista:
Incluimos, para completar el repaso al a figura de Gracita Morales, algunas informaciones acerca de la labor de Gracita
Morales cantante. Por ejemplo, existe una grabación discográfica -como ya vimos en su momento- de la banda sonora de Más
bonita que ninguna (Luis César Amadori, 1965) de Rocío Dúrcal, donde
aparecen Yo soy la vedette y Aquel tango maldito.
Además, hemos encontrado esta otra grabación: el cuento para niños La casi Cenicienta, de José López Rubio,
contado por Gracita Morales.
De sus escenas en cine cantando hemos podido documentar las canciones Para llegar a ser vampiresa, Jaula de oro o
Tú eres aquel de Operación cabaretera (Mariano Ozores, 1967).
Según IMDb, en otra película cantó: Buenos
días condesita (Luis César Amadori, 1967), con la canción Coro de los doctores.
Faltan en IMDb estas referencias de Gracita Morales cantando en un
largometraje: Perfume de amor (Los que fuimos a la guerra, Julio
Diamante, 1962), Los gitanos (Chica para todo, Mariano Ozores, 1963) y
Acércate más (Pepa Doncel, Luis Lucia, 1969).
Dejamos también constancia de esta intervención cantando en el programa de
Televisión Española La hora de... la
canción Las camareras.
Añadimos también algunos vídeos de You Tube con sus frases características como estas (el señorito, cómo está el servicio, etc.).
Cerramos el tema con algunas imitaciones
de Gracita Morales, como, por ejemplo, estas de Cruz y Raya (La ciudad no es para mí) o Martes y
trece (Bajo ningún concepto, Las que
tienen que sufrir, Entrevista con José Luis López Vázquez o Lola Flores y Gracita Morales en el cielo).
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