inicios
- ¿Hay antecedentes artísticos en tu familia? ¿Qué importancia tuvo la mirada de Ana Torrent en El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) cuando viste la película con diez años?
Mi familia no
se dedica al mundo del espectáculo, por lo que me costó mucho convencerles para
que me matricularan en el Instituto del teatro… Pero al final lo conseguí y he
vivido todos estos años de mi profesión. La película me abrió una mundo
interior que desconocía, algo intuí en ella que me emocionó, a pesar de no entender,
por mi corta edad, el subtexto político-social que encerraba.
- Tus estudios, además de la licenciatura en el Institut del Teatre, incluyen pantomima, canto, jazz, danza, etc. ¿Había algún alguna faceta que te llamara la atención especialmente durante tu etapa de estudiante?
He intentado
tomar clases siempre, toda mi vida, con diversos maestros y siempre buscando
conocer y profundizar en los distintos medios, estilos, géneros de mi profesión
- Sabemos que tu nombre artístico lo tomaste del maestro de mimo francés Marcel Marceau. ¿Qué otros nombres propios fueron importantes en el inicio de tu carrera?
Admiraba a
Montserrat Caballé, a Antonio Gala, a Concha Velasco, a José María Rodero, a
Irene Gutiérrez Caba. Pero no conocí a ninguno hasta mucho más tarde. Los
inicios de mi carrera fueron difíciles, porque estaba muy sola, al no tener
conocidos ni familiares que se dedicaran a esto. Tuve que emplear mucho tesón y
paciencia, para no desilusionarme.
CINE
- Tus únicos papeles en cine durante la década de los años 80 no fueron especialmente relevantes: Los curanderos (Isabel Mula, 1983), Escapada final (Carlos Benpar, 1983), El donante (Tito Fernández, 1984). ¿Quieres recordar alguno en concreto?
Me gusto
trabajar con Carlos Benpar, con quien años después hice Gènere femení y mi personaje en Los
curanderos de criada adolescente me gustó mucho. Yo estaba empezando y
tenía mucho que aprender. Recuerdo a María Isbert como una maestra en esa
película y me encantó trabajar con ella y conocerla.
- Tuviste la suerte no sólo de participar en La madre muerta (Juanma Bajo Ulloa, 1993), sino que el propio Juanma escribió el papel de la enfermera Blanca pensando en ti, creando una heroína cotidiana. ¿Qué supuso para ti actuar en esta película?
Esa película es un referente para
muchos cineastas jóvenes. Juanma es un talento desperdiciado en nuestro país;
si estuviera en Estados Unidos, ya lo hubieran catapultado. Es un genio.