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domingo, 22 de septiembre de 2013

Entrevista a la actriz Juana Cordero




  1. ¿Hay antecedentes artísticos en tu familia? ¿Tenías pensado ser actriz (o pintora o escultora) de niña o adolescente?
No. Por lo menos que yo sepa no tengo antecedentes de artistas en la familia. ¡Mi madre ha cantado toda la vida muy bien! Con mucho sentimiento, a lo mejor por ahí... De niña me veía todos los Estudios 1 que ponían en la tele y me identificaba con algún personaje... La verdad, no se de dónde me puede venir la vocación.

  1. Me ha precido muy interesante ver por la red el recuerdo de tu paso por el colegio San Alfonso (1971-1976) de Madrid, en el que llegaste a montar la obra Jesucristo Superstar. ¿Marcó de alguna manera esa función en el devenir de tu vida?
En aquellos años Jesucristo Superstar estaba de moda, tanto la película como el musical que hizo Camilo Sexto. Mi hermana me llevó a verlo y me fascinó. Pedí permiso en el colegio, de monjas, donde estudiaba y ante mi sorpresa me aprobaron la idea. Otra cosa fue reclutar a las compañeras para montarlo. Como curiosidad te cuento que no conseguí doce chicas para por lo menos los doce apóstoles, solo fuimos ocho, pero el público fue muy agradecido con el espectáculo y nos aplaudió a rabiar. Lo pasé de escándalo.

  1. Antes de debutar delante de las cámaras ya tenías experiencia teatral. Por ejemplo, en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con las obras Negro seco (1986) y Calderón (1988). ¿Qué recuerdas de tus inicios teatrales?
Me presenté a las pruebas de Negro Seco y me eligieron; después, como Guillermo Heras ya me conocía, me propuso participar en Calderón. Aunque la primera vez que cobré por trabajar fue haciendo el monólogo Antes del desayuno y todavía guardo un billete de 100 pesetas de ese mi primer sueldo.

  1. Tu inicio profesional fue a lo grande (con un pequeño papel): vendedora de bombones en Átame (Pedro Almodóvar, 1990). ¿Cómo llegaste a este papel? ¿Qué recuerdas del rodaje?
Como siempre me presenté al cásting y me dieron la dependienta de la bomboneria. Lo de ese rodaje fue muy curioso. Yo por aquel entonces estaba haciendo cabaret en el Scueto, un local emblemático que estaba en la calle Barco. Ese día por la mañana tuve la sesión en Átame y por la noche tenía función con el cabaret, recuerdo que cuando acabé la sesión en la película me supo a poco, ¡yo quería más! Pero no tenía más, así que por la noche me planté la pestaña postiza y me subí al escenario con tal mala suerte, que me caí y me rompí una pierna. Total, que estuve escayolada casi un mes, ¡pero la buena suerte fue que me llamaron de El Deseo diciéndome que la secuencia que había rodado se había velado y que tenía otra sesión! Yo llevaba muleta, pero a Almodóvar no le importó y volví a rodarla. Si te fijas bien en la película se ve la muleta. Fui feliz.