jueves, 28 de febrero de 2013

Dos años sin Florinda Chico



El mismo día que murió Pierrot, al que dedicamos una entrada, moría también la actriz Florinda Chico Martín-Mora, el 19 de febrero de 2011. Una de las chachas del cine español, junto a Rafaela Aparicio y Gracita Morales. En el ránking de chachas estaría en primer lugar Rafaela, por haberse podido lucir más en algunas películas como El Sur o Mamá cumple cien años; Florinda sería la segunda, al haber tenido la suerte de desencasillarse en La casa de Bernarda Alba o Cría cuervos (aunque siguiera siendo chacha). Gracita, por desgracia, no logró apenas salir del encasillamiento de su personaje de chacha con voz de pito (o de monja icónica en Sor Critoen).
 
Estaba pensando en desnudos femeninos del cine español. Para mí no es el felpudo de la Cantudo en La Trastienda o uno de los de Maribel Verdú o Victoria Abril, o los pechos de Penélope Cruz con sabor a tortilla de patatas con cebolla o a jamón en Jamón Jamón. Seguramente los pechos del cine español (con un aire a la estanquera de Amarcord) sean los de la buena de Florinda en Cría cuervos de Carlos Saura mostrándoselos a los ojazos de Ana Torrent. 



Podemos recordar a Florinda y volverla a ver con sus numerosos papeles en cine y televisión, además de su biografía, Florinda Chico. En el gran teatro del mundo. Del libro de sus memorias, que comienza con su fecha de nacimiento, el 24 de abril de 1926 en Don Benito (Badajoz) destaca el mal recuerdo que le quedó toda su vida de alguna gente de su pueblo, envidiosa y cicatera. Algunos de esos malos momentos desaparecieron el día que fue nombrada hija predilecta de Don Benito. Antes de llegar a ser actriz trabajó como modista, vendedora y mecanógrafa. En el libro se recogen también sus inicios en el Teatro de La Latina en Madrid, con encuentros vitales como los del maestro Guerrero o Celia Gámez. Da también repaso a sus grandes éxitos televisivos, como La casa de los Martínez, Taller mecánico, Makinavaja o La casa de los líos.


 

Tal vez lo más interesante sean los pequeños comentarios que acompaña a la descrpición de algunas de sus películas. A Florinda no se le caen prendas al opinar de algunas de sus más de cien películas como No somos ni Romeo ni Julieta de 1968 (“De las películas que más me gustan y suelo verla con frecuencia”), Vamos por la parejita de 1969 (“Me encanta”), Abuelo made in Spain de 1969 (“Preciosa película. Cuando la ponen en Cine de barrio bate el record de audiencia”), ¡La que arman las mujeres! de 1969 (“Mi hermana la ve siempre cuando no hay nada que le guste en la tele”), El padre de la criatura de 1971 (“Es preciosa y una de mis favoritas”), Jenaro el de los catorce de 1973-4(“Muy buena también”), Gay club de 1980 (“Graciosísima, de morirse de risa”).

 Florinda tuvo la suerte de destacar también en sus últimos años, tanto en teatro (como la reina Isabel II en Que me quiten lo bailao. La reina castiza), como en cine (No somos nadie, el debut en el largometraje del actor Jordi Mollá), así como en televisión, con su chacha Toñi (la leche, Toñi) y sus famosas croquetas, que volvían loco a Arturo chatín Fernández. 
 
 
 
 Lo mejor es recordarla con la alegría que siempre infundió, pero también la dureza y robustez que tenía su rosotro, aunque en pocas ocasiones lo mostró, al menos en cine o televisión. Por eso, ¿qué más de La casa de Bernarda Alba que Abuelo made in Spain? Su presencia siempre destacaba...


 

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